Que levante la mano quien no tenga algún conflicto con papá o mamá o con ambos.
Muchos de ustedes levantarán la mano, como aquel cliente que dijo: «No tengo problemas, vivo en armonía con ellos», pero tenía 40 años y aún vivía en su casa…
Tener una mala relación con los padres no significa pelearse con ellos, puede significar simplemente no haber cortado el cordón umbilical y no poder abandonar el nido. También puede significar ocupar un papel que no nos pertenece, como ser el marido de mi madre o la mujer de mi padre, y, al mismo tiempo, no poder llevar a cabo relaciones satisfactorias.

Tal vez algunos de ustedes puedan identificar el conflicto con uno o ambos pero desde un punto de vista no responsable, culpándolos de todo lo que está mal en sus vidas. Y tal vez haya entre ustedes quienes busquen incansablemente el reconocimiento y la aprobación para satisfacer las expectativas de los suyos.

Sanar esta relación significa curar las heridas de nuestras raíces; un árbol con raíces enfermas no puede dar flores ni frutos sanos. Si vivo en conflicto con mis padres, estaré en conflicto con todas las células de mi cuerpo, ya que la mitad de mis células llevan la energía de mi padre y la otra mitad la de mi madre.

«Sanar con papá y mamá» nos aportará una nueva luz en la lectura de la relación a través de juegos dinámicos y movimientos de constelaciones familiares. Tendremos una conciencia más amplia y sana con los nuestros.

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