Bendición a los Hijos

La bendición a los hijos es un poderoso instrumento en el proceso de  liberación de un programa inconsciente que dice:

«Si yo hijo no soy como tú quieres que sea y no hago lo que tú quieres que haga, no me amarás. Pero como yo te amo y no quiero perder tu amor, no me “muevo” y así evito el fracaso»

Sin darnos cuenta que ya estamos fracasados, porque no estamos cumpliendo con nuestro propósito de vida.

El miedo a fracasar provoca que nos bloqueemos entre el proceso de intentar ser

«quien no soy y no puedo ser» y el deseo de «ser quien soy pero no puedo ser, por el miedo a desilusionarte».

La bendición es una autorización para cometer errores. El  hijo que siente que sus padres le autorizan  a equivocarse, a fracasar, sabiendo que el amor de sus padres es incondicional y que no los perderá por esto, podrá correr riesgos, y sólo a través de la capacidad de asumir riesgos, podrá triunfar.

Entonces veremos el error desde una nueva prospectiva, no como algo que hay que evitar a costo de quedarnos paralizados en una vida que no nos satisface por miedo a fracasar, sino como la necesaria experiencia de aprendizaje que nos abre el camino hacia el triunfo.

Otro aspecto importante en la bendición es traer a la conciencia del hijo que lo que él siente: miedo, rechazo, culpa, apego, etcétera, lo cual forma parte de su propio escenario de nacimiento y que él deberá integrar.

La tarea del padre será contarle la verdad, desde el amor, diciéndole:

«¿Sabes hijo? Estaba asustada, en ese momento no estaba preparada para tenerte o desee un niño o una niña, o no quería que nacieras en ese momento, etcétera».

Contarles los eventos que acompañaron su estancia en el vientre, accidentes, traumas y vivencias significativas, es darles a nuestros hijos la oportunidad de procesar, a través del perdón, de la aceptación, de la consciencia, su cóctel emocional.

Dar un contexto a lo que sentimos, nos brinda una guía para afrontar nuestro proceso de sanación.

La bendición debe ser dada en un entorno especial; debe ser un momento donde nada nos interrumpa, con los teléfonos apagados.

Puede ser en un ambiente escogido para la ocasión, durante una cena en su lugar favorito, o cualquier lugar donde nada nos vaya a perturbar. Si la hacemos con nuestras propias palabras, se vuelve mucho más íntima.

Lo importante es tener claro los pasajes de la bendición. No es el momento para justificarnos, ni dar lecciones de nada. Si quiero escribirla y leerla, también es posible, lo importante es el tono y el estado de presencia en el que yo esté cuando lo haga.

No es una carta que se escribe y se deja bajo la almohada. Es importante mirar al hijo a los ojos mientras hacemos el proceso. Le pediremos al hijo que nos escuche hasta el final, sin interrumpir.

BENDICIÓN A LOS HIJOS

Hoy tengo una cosa muy importante que decirte, hoy yo quiero darte mi bendición. Quiero que sepas que mi amor por ti non depende de tu fidelidad hacia mí. Mi amor por ti no depende nada, es incondicional y sagrado. Quiero que sepas que yo estaré contigo en todos en tus fracasos y quiero  que sepas que puedes y debes permitirte cometer errores.

Yo te autorizo para hacerlo. Los errores son la cuna de la sabiduría, sin errores no hay experiencia ni conocimiento verdadero.

Hijo (a) yo no te amo por lo que haces o no haces. Yo te amo porque eres tú, así como eres. Quiero que seas más libre de lo que yo pude ser, no me imites, no te sientas culpable por tus  fracasos, son parte del aprendizaje y no te definen.

Tú no eres tus pensamientos, ni tus emociones, ni tus acciones: eres mucho más que todo eso y te reto a descubrirlo, eres un ser más grande y divino de lo que puedas imaginar. Te pido perdón por todas las expectativas que tuve sobre ti, era el único modo que conocía para impulsarte a ser mejor. Te pido perdón si mi ignorancia y mi falta de consciencia te han causado heridas. No eres tú el responsable de mi  vida. Cada uno de nosotros es responsable sólo de sí mismo.

Ocúpate de tu felicidad. Yo soy tu (padre)(madre) y tú eres mi hijo. Soy yo quien tiene el deber de sostenerte y ocuparme de ti. Por eso hoy te libero de todos los pactos secretos que tu niño interior carga con respecto a mi felicidad, eres un ser inocente y responsable sólo de tu vida.

Hijo perdóname por: (le cuentas su escenario de nacimiento.) Eres un ser precioso y un regalo en mi vida. Agradezco a la vida que estés hoy aquí.

Quiero que sepas que estaré también contigo en todas tus victorias. Puedes darte el  permiso para triunfar y ser más grande que yo. Toma riesgos, busca tu sueño y no renuncias nunca más a él.

Quiero que vivas mucho tiempo celebrando la vida.

En nombre de lo más sagrado y desde lo  profundo de mi corazón yo te bendigo.

(Yuliana Arbeláez C.)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *